I was 6-years-old when I went to school for the first time -no kindergarden- but right into first grade. I had very little supervision and support at home since my mother had to work all day long, seven days a week to provide for the family. For two years, my teachers wouldn't advance me to the next grade due to my poor school performance. My mother started looking for a boarding school for me and found one where I could live Monday through Friday and go to school while receiving the support I needed to study. At this boarding school I had food, board and adult supervision. As a result, I was able to improve my school performance, graduated from high school and collegue, and finally join the seminary.
In 2018 while visiting the Middle East, Pope Francis called out on all people of good will to open our churches, our buildings, our hearts to those who are in need, especially to poor children. And so listening to his appeal coupled with my own experience of having being the recipient of the generosity of so many good people while growing up, I decided to start doing something for vulnerable and poor children.
Francis House is a home where 12 girls will be able to find the emotional, spiritual and economic support to study and succeed in life.
I am convinced that education is a right of each child. Along with providing an education for our children, we also must provide the right environment for them to be able to learn. When families cannot provide that environment because of their lack of resources, we are called to help them. Francis House will provide the spiritual, emotional and economic support to 12 little girls for them to succeed.
The dream is that each of these girls will benefit from all our efforts providing them a safe home where they can be children and experience the love and care of God. (Fr Raul)
Tenía 6 años cuando fui a la escuela por primera vez -sin jardín de infancia-, pero directamente a primer grado. Tenía muy poca supervisión y apoyo en casa, ya que mi madre tenía que trabajar todo el día, siete días a la semana, para mantener a la familia. Durante dos años, mis profesores no me permitian pasar al siguiente grado debido a mi mal rendimiento escolar. Mi madre empezó a buscar un internado para mí y encontró uno donde podía vivir de lunes a viernes e ir a la escuela mientras recibía el apoyo que necesitaba para estudiar. En este internado tenía comida, alojamiento y la supervisión de un adulto. Asi pude ser un mejor estudiante, graduarme de la secundario y de la universidad y asi poder entrar al seminario.
En el 2018, mientras el Papa Francisco visitaba el Medio Oriente, hizo un llamamiento a todas las personas de buena voluntad para que abrieran nuestras iglesias, nuestros edificios, nuestros corazones a los necesitados, especialmente a los niños pobres. Y así, escuchando su llamamiento unido a mi propia experiencia de haber sido bendecido con la generosidad de tanta gente buena mientras crecía, decidí empezar a hacer algo por los niños vulnerables y pobres.
Casa Francisco es un hogar donde 12 niñas podrán encontrar el apoyo emocional, espiritual y económico para estudiar y tener éxito en la vida.
Estoy convencido de que la educación es un derecho de cada niño. Además de proporcionar una educación a nuestros hijos, también debemos proporcionarles el entorno adecuado para que puedan aprender. Cuando las familias no pueden proporcionar ese entorno debido a su falta de recursos, estamos llamados a ayudarles. Casa Francisco proporcionará el apoyo espiritual, emocional y económico a 12 niñas para que triunfen en la vida.
El sueño es que cada una de estas niñas se beneficien de todos nuestros esfuerzos proporcionándoles un hogar seguro donde puedan ser niñas y experimentar el amor y el cuidado de Dios. (Fr Raul)